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El viernes culminó el tradicional evento de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones de la U. de Chile, con un inédito diálogo abierto entre las máximas autoridades de los ocho planteles que este año co-organizaron el encuentro virtual. Este consistió en cinco jornadas sobre el proceso constituyente, con talleres y asambleas ciudadanas, además de diálogos y una franja cultural, visionadas por más de 4 mil personas.

En torno al rol de las universidades del Estado en el actual proceso constituyente y al papel que juega la vinculación con el medio y extensión universitaria, giró el diálogo que ayer entablaron las máximas autoridades de ocho universidades públicas del país en el marco de la actividad de cierre de la VII Escuela de Temporada de la Universidad de Chile, que de forma inédita la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones realizó este año en formato virtual y en colaboración con estos planteles, para generar un diálogo a través del territorio que unió a la academia y la sociedad civil.

La conversación fue moderada por Bárbara Besa, periodista de la Universidad de Aysén, y contó con el saludo inicial de Svenska Arensburg, directora de Extensión de la Universidad de Chile.

El rector Alberto Martínez de la Universidad Arturo Prat, en Iquique, inició el diálogo y de inmediato dio el tono a la discusión planteando que el primer objetivo es las universidades es “aportar insumos y abrir espacio a la discusión transversal, que defienda la descentralización y la calidad de vida en las regiones. No queremos que todo se concentre en Santiago”, afirmó.

“Debemos asegurar el acceso a la educación superior y comprometernos con el desarrollo del conocimiento considerando todas las brechas sociales y económicas”, aportó el rector de la Universidad Tecnológica Metropolitana, Luis Pinto.

En tanto, el rector de la Universidad de Valparaíso, Osvaldo Corrales, puso énfasis en la falta de legitimidad que sufren hoy muchas de las instituciones públicas del país, que gatilló la revuelta social del 18 de octubre de 2019, pero aseguró que aún las universidades “gozamos de legitimidad ante la población, y por tanto es nuestro deber poner ese capital al servicio de la construcción de acuerdos y consensos, garantizando la participación activa de toda la ciudadanía”.

Terminar con la competencia entre las universidades y trabajar colaborativamente es el camino para el rector de la Universidad de Los Lagos, Óscar Garrido, rector de la Universidad, quien en junio pasado conformó junto a sus pares de la U. de Magallanes y la U. de Aysén, la Red Patagonia Cultural.” Debemos trabajar más en red y formar un un sistema colaborativo que ayude a quitar las tensiones entre lo público y lo privado”, destacó.

Para Natacha Pino, rectora de la Universidad de Aysén, su plantel nació desde un movimiento ciudadano en 2015 que exigía una institución de educación superior en la región, por lo que la demanda es siempre “estar disponibles a articular discusiones y a facilitar la participación de los jóvenes y estudiantes. Nuestra conexión con el territorio está en nuestras bases”, afirmó.

“Recuperar la capacidad de escuchar a la sociedad, qué nos dice la violencia, los rayados y los jóvenes es algo que debemos hacer como universidad”, planteó César Ross, vicerrector de Vinculación con el Medio de la Universidad de Santiago de Chile. Pero esto -enfatizó- debe ir en paralelo con una “interpelación al poder, a la élite. La sociedad también se despolitizó. Si en el siglo XX la lucha fue conquistar el derecho a voto de todos, nuestro problema hoy es que se ejerza ese derecho”, dijo.

En tanto, Ennio Vivaldi, rector de la Universidad de Chile, resumió el problema de fondo de las universidades en el sistema de sociedad total que se ha venido construyendo en los últimos 40 años. “En un país que trastornó su forma de relacionarse por un modelo extremo de individualismo, las universidades deben seguir siendo el baluarte de la colaboración y no de la competencia, las defensoras del bien común. La sociedad es mucho más que las universidades, pero sin las universidades la sociedad no sería la mismo”.

Puedes revivir la actividad de clausura en el siguiente video:

Por una universidad abierta y extendida

Este año, se logró sortear las dificultades de la pandemia con una edición virtual y en red con otras siete universidades ubicadas a lo largo del país, estableciendo como tema principal el proceso constituyente, generando tres tipos de instancias de participación: diálogos, talleres y asambleas ciudadanas abiertas al público, donde se discutieron temas como derechos humanos, derechos culturales, interculturalidad, género, salud y territorio.

Así, durante cinco días, la VII Escuela de Temporada desplegó 14 actividades, en las que hubo 522 inscritos y donde participaron 26 académicos y académicas y 34 organizaciones sociales

Las transmisiones de los diálogos y franja artística cultural -que contó con teatro, cine, poesía y danza- fueron transmitidas por el canal de YouTube de la Universidad de Chile, la señal digital UESTV, y plataformas de las otras universidades colaboradoras, y tuvieron más de 4 mil visualizaciones.

“Consideramos esta séptima escuela y primera edición virtual un éxito. Nos llena de emoción ver y escuchar a tantas personas agradecidas, satisfechas, contentas de haber tenido la instancia de dialogar, discutir y conversar en una escena de trabajo creativa, acompañada. El trabajo de las ocho universidades del Estado fue mancomunado, horizontal y cariñoso que nos permitió una colaboración real, práctica en la que se pusieron las mejores ideas y materiales a disposición”, señaló la directora de Extensión y Comunicaciones, Svenska Arensburg.

En tanto, la vicerrectora Faride Zerán, quien en 2015 fue la artífice de revivir este evento tradicional, inaugurado por la U. de Chile en los años 30 con la académica Amanda Labarca a la cabeza y truncado en 1973, destacó la amplia participación ciudadana.

«Creo que lo más valioso de esta versión es, por una parte, la capacidad de aglutinar las voluntades de las universidades en pos de una extensión con un sentido de país y, por otra, la voluntad de las personas de participar y hacer escuchar su voz. Ha sido un año doloroso, de muerte, de miedo, de pobreza y precariedad, y aún así las personas se organizan, concurren a los espacios disponibles para participar y llevar las preocupaciones de sus territorios», señaló la vicerrectora.

 

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