Noticias

Un juego lúdico para un jardín infantil, ubicado en la comuna de San Ramón, es el proyecto que desarrollan las académicas del Departamento de Planificación y Ordenamiento Territorial, Natalia Caicedo y Suzanne Segeur, quienes obtuvieron financiamiento gracias un fondo concursable de la Vicerrectoria de Transferencia Tecnológica y Extensión de la Universidad Tecnológica Metropolitana, además del apoyo de empresas privadas.

Madera, esta es la materia prima y estrella del proyecto llamado “Nexor Wood”, que quiere decir estructura recíproca en madera, pero las académicas a cargo de este, Natalia Caicedo y Suzanne Segeur, le añaden “lúdica”, pues se trata de un juego para un jardín infantil de la comuna de San Ramón.

Las académicas del Departamento de Planificación y Ordenamiento Territorial de la Universidad Tecnológica Metropolitana, se encuentran trabajando este proyecto junto a estudiantes de segundo año de Arquitectura -que cursan el ramo de Construcción II-. Siendo este un trabajo enmarcado en  Aprendizaje y Servicio (A+S), Suzanne asegura que “una de las ventajas de este tipo de proyectos, es que los estudiantes trabajan con una comunidad, van a terreno y ven las caras de los niños, de los adultos y saben sus necesidades, así los comprometes con el trabajo, deja de ser por la nota o para aprobar el ramo, sino que ellos también tienen un vínculo y compromiso con la comunidad”.

Natalia Caicedo explica que obtuvieron un fondo entregado por la Vicerrectoria de Transferencia Tecnológica y Extensión (VTTE), “nos aprobaron parte de lo que solicitamos, pero nosotras decidimos seguir adelante con el proyecto, tal como estaba propuesto inicialmente, y empezamos a tocar puertas en empresas, lo que nos ha funcionado, pero también estamos por lanzar una campaña de crowdfunding para obtener algunos de los fondos que nos faltan para terminar”.

Las investigadoras cuentan que este proyecto surgió luego de que durante el 2017 trabajaran con un grupo de estudiantes en una investigación, para concursar en el evento “Hello Wood”, donde se realizan proyectos de madera de forma rápida, pues se tiene solo una semana para fabricarlos dentro del terreno, pese a no ser seleccionados para construir, no dejaron el proyecto y así fue cómo decidieron postular a los fondos de la VTTE.

Éste juego será “como un gran columpio o un lugar giratorio lúdico, que va a tener distintas formas de experimentación para los niños entre tres y seis años. La idea es que algunos niños puedan estar en el interior del columpio, pero además cada pilar que lo sostiene, va a tener una pizarra donde podrán pintar y el piso que lo rodea será de caucho, eso les va a permitir tener distintos espacios como para interactuar con el juego”, explican las académicas. Caicedo agrega que además de que el poliedro gire “estamos diseñando el juego para que empate con el nivel de piso, así si hay niños con dificultades para caminar, también van a poder acceder al juego, porque es inclusivo”.

Suzanne Segeur cuenta que “inicialmente este era un espacio para que niños o adultos pudieran entrar, sentarse, columpiarse y jugar, con esto en mente, consideramos que el mejor uso que le podíamos dar en Chile, es como un juego infantil y por eso decidimos empezar a buscar jardines infantiles que estuvieran interesados en tener un juego y que tuvieran las necesidades, es decir, que no tuviera los recursos como para hacer ellos mismos su propia infraestructura y por supuesto el espacio necesario para construir el juego”.

Para las académicas este proyecto también permite darle una nueva mirada a la madera como materia prima, pues las académicas comentan que en Chile, comparativamente, en construcciones a forma masiva como las viviendas “se usa un 30 o 10 por ciento de lo que se podría usar, mientras que en Canadá o Estados Unidos usan entre un 80 y 90 por ciento de madera en construcción, además en el país se utiliza entre un 10 y 20 por ciento de la madera que se está produciendo y el resto se exporta”.

Segeur señala que este material “no solamente tiene una ventaja en términos económicos, por ser Chile uno de los principales productores, sino que además en todo el mundo es el material con mejores características en cuanto a sustentabilidad, por eso en el mundo en general se están volcando al uso de este material, pero acá todavía existe un poco de rechazo”.

Caicedo explica que este proyecto tiene varias visiones de futuro, pues “por un lado usamos madera y además trabajamos con un sistema de estructuras recíprocas, que en arquitectura significa que cada uno de los apoyos se sostiene con el siguiente, esto, en términos estructurales, optimiza la cantidad de material que se va a utilizar porque ninguno de los elementos está sometido a más carga que el otro”, Segeur agrega que también “permite utilizar madera de menores dimensiones y más común y corriente, entonces estamos incorporando el uso de madera que encuentras en cualquier ferretería, a un espacio de equipamiento, pero que también podría transformarse en un espacio de arquitectura”.

Respecto al trabajo con los estudiantes Suzanne Segeur dice que “en base a esto ellos pueden experimentar, trabajar, empezar a conocer las propiedades, ventajas y desventajas de la madera y también cómo ellos pueden usar este sistema para sus propios diseños de arquitectura y sus propias construcciones a futuro, porque nosotros estamos formando arquitectos, que esperamos, le den un mayor uso a la madera”.

Además, Natalia Caicedo señala “hemos trabajado con ellos para ajustar el proyecto a las necesidades del jardín infantil, entonces han acotado las medidas, hemos estudiado el terreno y además hicimos un concurso interno, en el curso de ambas, y cada uno de los estudiantes propuso ideas, vinculadas con las necesidades del jardín, para hacer los juegos internos del poliedro. Uno propuso trabajo con sonidos, otro para que los niños pinten, otro para armar un puzzle de stickers, entonces digamos que cada una de estas caras es un foco de trabajo que ellos han ido desarrollando”.

Para las académicas la realización de proyectos como este les permite “enseñarles de una forma mucho más práctica lo que es el uso de la madera, cuando enseñas en el pizarrón, muchas veces los alumnos no comprenden bien el concepto, pues por ejemplo la madera se vende en pulgadas y cuando a ellos se les dice “hay que usar una de uno por dos”, no tienen idea, les cuesta, pero una vez que la toman, la tocan, vieron su tamaño, eso les da una aproximación muy distinta”.

Suzanne explica que de esta forma “los aprendizajes tienen mayor profundidad, ellos saben después de un curso más práctico lo que significa la madera, lo que significa trabajar con ella y eso no lo logras en una sala con el pizarrón o con los trabajos adicionales”.

“Otro tema es que tenemos que diseñar el proyecto para que los niños puedan jugar, escalar un poco, pero que no se puedan caer, es un juego que va a ser de tres metros de altura y estos conceptos de entender al usuario los han ido incorporando, ahora ellos saben, cuando están diseñando sus prototipos, que tienen que pensar “no, pero aquí puede meter la mano el niño, aquí puede meter el pie, entonces lo tengo que ajustar”, cosas que se han aprendido en la práctica y viendo a los niños, que son el usuario”, destaca Segeur.

Para Sebastián, estudiante de Arquitectura, este proyecto lo ha visto como “otra forma de aprender, estamos haciendo práctica y así uno se incentiva más”, su compañero, Pablo Muñoz señala que “una de las motivaciones que tenía para entrar a estudiar arquitectura era buscarle un fin social a las cosas que hacía y acá se logra, con este proyecto, y también ganamos experiencia, las profesoras comparten la suya y el feedback que hay es súper bueno”.

Las académicas planean iniciar la instalación a mediados del próximo año o para el verano del 2019, ya que “obligatoriamente tendríamos que hacer labores los días sábados, como el trabajo de fundaciones, de montaje en obra, entonces esto nos va a tomar muchos días sábados y no podemos trabajar con los niños estando en clases, entonces quizás vamos a tener que retrasar esta faena”, aseguran.

Por Carolina Vásquez C.

Fuente: noticias.utem.cl